El equipo de Trayectorias rehízo tal disciplina y pensó en una nueva vía, concretamente la que pasa por los bosques frondosos de las llamadas Huertas del Río Arriba hasta el cauce. Los participes tuvimos que desistir el sábado debido a las inclemencias meteorológicas y el domingo, por un breve momento, pudimos contemplar el pico San Cristóbal y el Cabeza del Viejo asomándose entre las espesas nubes. Era el momento, se cargó al personal con un equipo de ataque directo y con un solo paraguas de color rojo se inició la marcha. A pesar de los múltiples obstáculos protagonizados por las vacas salvajes, por el incorrecto funcionamiento de nuestro sistema de posicionamiento y por la orden de retorno tajante dada por Carlos que iluminaba nuestro regreso con un asado al estilo chileno, el grupo no cesó en su empeño: se trataba de demostrar que era posible darse un baño en las aguas gélidas del río a más de 1100 metros.
La experiencia fue positiva y mediante la técnica del impulso gravitacional se logro la meta a eso de las 13 horas locales. La práctica de esta teoría es bien sencilla, dejar que el peso del cuerpo tome el primer impulso de salida comprometiéndose cada individuo al sostenimiento de esa primera fuerza gravitacional.
El despliegue de medios funcionó, exceptuando las lógicas paradas de los más jóvenes que aprovechan para analizar la microfauna. Debido a la importancia de la misión se dieron algunos conatos de tensión protagonizados casi exclusivamente por los más revoltosos del grupo que querían el mismo palo, aplastar a algún escarabajo o subirse tempranamente a hombros de los miembros más resistentes del equipo de Trayectorias Geodésicas . El descaro que tienen en estas prácticas estos pillos es inversamente proporcional al fortalecimiento de la resistencia de los "sherpas". Así las cosas, se alcanzó el objetivo y, en medio de la aclimatación a las aguas de la montaña, se intentó una pequeña inmersión. Los fornidos voluntarios tardaron poco en desprenderse de las botas y calcetines y sumergieron sus pies hasta casi las rodillas. Los más veteranos estuvieron atentos ante tanta competitividad salvaje por parte de los jóvenes que no cesaban de darse empujones con el riesgo a caer en las aguas bravas. Sin más dilación y con la perspectiva que dan los años de montañismo, se interrumpió el experimento pues el agua estaba muy, muy fría.
El viaje de vuelta estuvo trazado por diversas apariciones del astro Rey y por la empresa, harto difícil, de alcanzar el campamento base a hora prudencial dónde nos esperaban Carlos, Blanch, Monique y Aelita. El teléfono "celular" no funcionaba y no nos podíamos comunicar con ellos, las condiciones anímicas y físicas de los integrantes eran ya lamentables ya meritorias. Las cascadas de flores silvestres añadían trabas a la precariedad de la senda y nos hicieron librar una dura batalla con el Medio. Inmersos en esta aventura el equipo alcanzó, tras resolver un pequeño laberinto de caminos, las primeras construcciones humanas a las 15 horas locales. El grupito que se adelantó a nuestra llegada nos estaba esperando casi con la mesa puesta. Tras el descanso, llegó la fiesta de todo el grupo y las felicitaciones por el objetivo cumplido.
Las aguas bravas del río Jarama.
Bonito río lo conozco como la palma de mi mano, esa foto está hecha en el Pueblo de Colmenar de la Sierra, Coto de Montesclaros.
ResponderEliminarBajaba con mucho caudal y por la vegetación parece que la foto fue tomada a finales del mes de Mayo.
Un saludo
Mario (sorbeyjarama)
Gracias Mario,
ResponderEliminarVemos q conoces bien la zona.Todo un lujo para nosotros q hayas pasado por aquí.
Saludos,