El equipo de Trayectorias Geodésicas propone un breve recorrido por el Alto Jarama. La ruta comienza en Colmenar de la Sierra, llegamos a trompicones por las obras en la carretera: una pista infernal de tierra, piedra y polvo.
Esta vez, el grupo estuvo formado por seis amiguetes.
La primera parte del recorrido consiste en salir del pueblo en dirección a la iglesia, seguir el único camino para abandonarlo antes de llegar a una nave construida de carambucos. Girar a la izquierda en este punto y respirar profundamente :
“Al vent, la cara al vent, el cor al vent”
Tenemos delante las praderas de Colmenar de la Sierra, aterrazadas y que se utilizan en fiestas para practicar el tiro al plato.
Tendremos que descender por el barranco de la izquierda, antes observar la línea de cumbres conformadas por el pico San Cristobal y el Cabeza del Viejo, veremos el discurrir del encajado Jarama.
Los bloques de piedra suelta a partir de ahora, nos van a demoler los tobillos. Nos introduciremos explícitos por un camino, un abrevadero de cemento nos indicará el lugar exacto por donde ir.
Los más comprometidos con Trayectorias Geodésicas, por enésima vez, dialogaran como personas civilizadas el camino a seguir. Dos de los nuevos fichajes no tomaran partido claro por ninguna de las dos corrientes y los niños pequeños se dedicarán a ralentizar la marcha. Escogido el rumbo, la suerte está echada y llegamos al puente abandonado de Matallana.
El Jarama baja bravo y se nos presenta infranqueable, un poco más abajo otro puente con unas vigas naranjas permitía el paso, pero nuestro camino iba en otra dirección.
Tenemos que serpentear el río haciendo un arco con los meandros encajados en esos materiales de cuarcitas y pizarras. Nuestros amigos tuvieron que sacar el machete para abrirse paso por entre la vegetación y los más enanos con valentía treparon por dónde podían.
Tras realizar el recorrido por esta trocha llegamos al paraje conocido por mí como “El Meandro”. Descanso, charla y una serie de intentos formales de meter el pie descalzo en las frías aguas. Un cuarto de hora de receso y para arriba, cerca un chozo derruido, ha permanecido en pie unos cuantos años hasta su deterioro actual. Pronto se alcanza una plataforma dónde llegan lugareños con todoterrenos. La subida se torna en una experiencia casi vertical justo hasta una senda que sale por la izquierda, entonces un manto de flores nos evocan las reminiscencias del Paraíso de John Milton.
En el suelo hay rocío, pelusa que sueltan los chopos utilizada como núcleos de condensación por las gotas de agua. “Debe de tener propiedades hidrófilas” me comenta Darío Cano. El recorrido termina en el pueblo.
En el descenso al río Jarama se divisa la senda de Matallana.
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Las praderas y las jaras. .
El chozo derruido cerca del meandro.
Escuela de Escalada.
Una mirada sobre nuestro panorama.
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